Valencia: Estado de oxidación: Electronegatividad: Radio covalente (Å): Radio iónico (Å): Radio atómico (Å): Configuración electrónica: Primer potencial de ionización (eV): Masa atómica (g/mol): Densidad (g/ml): Punto de ebullición (ºC): Punto de fusión (ºC): Descubridor:
El rubidio es un elemento químico con número atómico 37. Descubierto en 1861 por los químicos alemanes Robert Bunsen y Gustav Kirchhoff, el rubidio debe su nombre a las líneas rojas características de su espectro de emisión, del latín «rubidus», que significa rojo oscuro.
Este metal alcalino, representado por el símbolo Rb, posee propiedades físicas y químicas notables. Es uno de los metales más reactivos y se encuentra en la corteza terrestre, aunque no en estado libre, sino como parte de diversos minerales como la lepidolita, la petalita y la espondumena. La obtención del rubidio es un proceso complejo, dada su tendencia a asociarse con el potasio en los minerales y su distribución mineralógica en la corteza terrestre.
En cuanto a sus aplicaciones, el rubidio tiene un papel significativo en la investigación científica, especialmente en física atómica y cuántica. Se utiliza en la creación de relojes atómicos de alta precisión y en experimentos para enfriar y atrapar átomos. Además, sus isótopos, como el rubidio-82, son valiosos en medicina nuclear para la obtención de imágenes cardíacas mediante tomografía por emisión de positrones (PET) y en la terapia de radiación para tratar ciertos tipos de cáncer.
A pesar de su reactividad y coste, el rubidio también encuentra uso en la tecnología de pantallas, mejorando la calidad de imagen y rendimiento de dispositivos electrónicos. En la industria de la cerámica y el vidrio, mejora las propiedades físicas y ópticas de los materiales, y en pirotecnia, proporciona un color violeta característico a los fuegos artificiales.
Desde el punto de vista de la salud, el rubidio no es considerado un elemento esencial para el metabolismo humano. Sin embargo, se ha utilizado en suplementos para tratar condiciones médicas como la depresión y la epilepsia, aunque su rol exacto en el organismo aún no está claro. La exposición a altas dosis puede causar efectos adversos, por lo que su manejo requiere precaución.