35 Bromo

Br

Valencia: 
Estado de oxidación:	
Electronegatividad:
Radio covalente (Å):
Radio iónico (Å):
Radio atómico (Å):
Configuración electrónica:
Primer potencial de ionización (eV):
Masa atómica (g/mol):
Densidad (g/ml):
Punto de ebullición (ºC):
Punto de fusión (ºC):
Descubridor:
Espectro de emisión del bromo
Espectro de absorción del bromo

El bromo, ese líquido rojizo y volátil que nos fascina y a la vez nos advierte con su intensidad. Su nombre, derivado del griego «bromos», que significa «hedor», nos da una pista de su característico olor penetrante y sofocante. Este elemento, con el símbolo Br y número atómico 35, ocupa un lugar en el grupo de los halógenos en la tabla periódica, mostrando una reactividad intermedia entre el cloro y el yodo.

Descubierto casi simultáneamente en 1825 por Carl Löwig y en 1826 por Antoine-Jérome Balard, el bromo se presentó al mundo como un elemento intrigante. Löwig, bajo la tutela del químico alemán Leopold Gmelin, y Balard, de manera independiente, dieron a conocer este elemento que, a pesar de ser el 62º más abundante en la Tierra, no deja de sorprendernos con su singularidad.

La obtención del bromo se realiza principalmente a partir de salmueras, donde se encuentra en forma de sales. Lugares como el mar Muerto son fuentes ricas en este elemento debido a las altas concentraciones de sales que se acumulan allí. El proceso de extracción comercial se lleva a cabo mediante la evaporación de estas salmueras, siendo Estados Unidos, Israel y China los principales productores.

En cuanto a sus propiedades, el bromo es más denso que el agua y posee un punto de ebullición relativamente bajo, lo que le confiere su estado líquido a temperatura ambiente. Su densidad y volatilidad lo hacen un elemento de cuidado, especialmente debido a su capacidad corrosiva y su toxicidad. Es capaz de atacar metales como el platino y el paladio y, en contacto con tejidos humanos, puede ser perjudicial, generando ácido bromhídrico.

Las aplicaciones del bromo son tan variadas como interesantes. Se utiliza como retardador de llama, agente blanqueador, desinfectante de superficies y aditivo para combustibles. Además, juega un papel importante en la fabricación de sedantes y en la síntesis de productos químicos orgánicos. Sin embargo, su uso debe ser monitoreado cuidadosamente, ya que puede ser dañino para la salud y el medio ambiente, siendo un destructor potente de la capa de ozono.

La relación del bromo con la salud es compleja. Si bien es un elemento necesario en dosis mínimas, su toxicidad puede causar daños significativos en órganos vitales como el hígado, los riñones, el pulmón y el estómago. Por ello, su manejo requiere precaución y conocimiento, tanto en su uso industrial como en su presencia en el ambiente.