71 Lutecio

Lu

Valencia: 
Estado de oxidación:	
Electronegatividad:
Radio covalente (Å):
Radio iónico (Å):
Radio atómico (Å):
Configuración electrónica:
Primer potencial de ionización (eV):
Masa atómica (g/mol):
Densidad (g/ml):
Punto de ebullición (ºC):
Punto de fusión (ºC):
Descubridor:
Espectro de emisión del lutecio
Espectro de absorción del lutecio

El lutecio es un elemento químico con el símbolo Lu y número atómico 71. Es el último de los lantánidos, una serie de metales conocidos como tierras raras, y destaca por ser el más denso, pesado, escaso y duro de su serie. Su descubrimiento se remonta a 1907, gracias a los esfuerzos independientes de tres científicos: Georges Urbain, Carl Welsbach y Charles James, aunque el mayor crédito se le atribuye a Urbain.

Etimológicamente, el nombre ‘lutecio’ proviene de ‘Lutetia’, que era como se conocía a París en la época romana. Este nombre fue elegido por Urbain como un tributo a la ciudad donde se identificó el elemento.

En cuanto a su obtención, el lutecio se extrae de minerales como la monacita y la bastnasita, aunque en cantidades muy pequeñas, lo que lo convierte en uno de los elementos más raros y caros. La primera muestra pura de lutecio metálico no se obtuvo hasta 1953, lo que refleja las dificultades asociadas con su aislamiento y purificación.

Las propiedades químicas del lutecio son interesantes; tiene una estructura cristalina hexagonal compacta y es conocido por su alta densidad y dureza. Químicamente, es muy similar a otros lantánidos, pero su configuración electrónica [Xe]4f14 5d1 6s2 le confiere características únicas. Por ejemplo, cuando reacciona, el lutecio pierde los tres electrones de valencia de sus orbitales 5d1 y 6s2, transformándose en el catión Lu3+.

El lutecio tiene varias aplicaciones prácticas, especialmente en el campo de la tecnología y la medicina. Se utiliza como dopante en diversos materiales y es un agente activo en tratamientos contra el cáncer, aprovechando su capacidad para dirigir la radiación de manera precisa a las células tumorales. Además, debido a su resistencia a la corrosión y su capacidad para absorber neutrones, se investiga su uso en reactores nucleares.

En términos de salud, el lutecio se maneja con precaución. Aunque el metal en sí tiene una toxicidad baja, sus compuestos, especialmente las sales solubles, pueden ser peligrosos si no se manipulan adecuadamente. Por ello, su uso en aplicaciones médicas requiere un control estricto para garantizar la seguridad de los pacientes.